DEVOCIONAL: El anzuelo de oro de Satanás – William Gurnall 

Lucas 10:18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 

El imperio de Satanás está atado a este pequeño espacio de tiempo. Este rey de la burla juega el papel de un príncipe, pero cuando Cristo venga en el fin del mundo, Satanás se verá degradado, su corona será quitada, su espada será quebrantada sobre su cabeza y será expulsado con menosprecio y vergüenza como prisionero hacia el infierno. Ya no infectará más a los santos, sino que yacerá con los impíos bajo la ejecución inmediata de la ira de Dios. 

Ya ha sido arrojado del cielo y su fin ha sido sentenciado. Él lo sabe. Temblando, le preguntó a Cristo por qué había venido a atormentarlo antes de tiempo. Todo esto son malas noticias para los impíos. Su príncipe no puede permanecer largo tiempo en el trono. Puede que ahora los pecadores tengan un tiempo feliz y se regocijen mientras los discípulos de Cristo lloran y lamentan. Ellos se visten de seda mientras que los santos visten harapos. Es extraño ver cómo Satanás se lleva a los pecadores detrás de él con su anzuelo de oro. Les pone el cebo de la honra, las propiedades o los placeres y sus corazones corren tras de él como un perro tras un trozo de pan. 

¡Oh, que malo el corazón del ser humano, que ama la paga de la injusticia que el diablo le promete, pero no teme la ira de Dios! Es como un perrillo que salta al río a por un hueso, pero solamente logra atragantarse de agua. Los pecadores nadan a través de las advertencias de la Palabra de Dios para llegar a los placeres que aman. Se resuelven a tenerlos y caen en la trampa del diablo, siendo llevados a las necias y dañinas lujurias que los ahogan en la destrucción y la perdición (1 Timoteo 6:9). 

Sí, este príncipe presuntuoso te dice lo que te dará, pero él mismo también se ahoga. El pecador piensa en los placeres y la honra que el pecado y Satanás le ofrecen en el presente, mientras que tienen que esperar por las promesas de Cristo. Este engaño es lo que hace caer a muchos. Aquel que pierde el galardón futuro para unirse a la paga dispuesta del diablo es un vil miserable. ¡Qué desesperada locura es aceptar la ira de Dios por un gozo que dura solo una hora! 

-William Gurnall 

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